Llegan las
Fiestas Patrias en mi Perú y todas las calles se embanderan de rojo y blanco. Todos nosotros los estudiantes, llevamos escarapelas en el pecho, los desfiles y retretas están a la orden del día. ¡Ese
es mi julio! Un mes de lleno de peruanidad, pero con bastante dosis de peruanidad.
Celebramos
el aniversario de nuestra Independencia. Don José de San Martín, aunque
argentino de nacimiento pero peruano de corazón, nos abrió la primera puerta
hacia la libertad y la autonomía de nuestros pueblos. Sudamérica entera se
independizó de España y hasta ahora seguimos formando identidades propias para
hacernos sociedades fuertes.
El Perú es un país bendito. Tiene identidad
propia, recursos hasta de sobra, gente muy cálida, cultura, gastronomía,
maravillas naturales, etc. El Perú es una diversidad de razas: los cholos, los
gringos, los indios, los mestizos, los negros, los chinos, etc. diferentes
grupos sociales y múltiples lenguas en nuestras tres regiones: costa, sierra y
selva. Además tenemos nuestras 200 millas del Mar de Grau con la mayor cantidad
de riquezas marinas del mundo y su estrella del nuevo milenio: la anchoveta.
El Perú está en despegue. Y no por
el gobierno, sino por su gente. Estamos madurando, hermanos.
Seguimos
siendo, como diría Basadre, un país de posibilidades. Nos hemos forjado a
partir de situaciones adversas y momentos también de grandes luchas. Anónimas,
la mayoría de ellas. Luchas, al fin, cotidiana. Desde la época de la conquista,
supimos ejercer nuestro derecho a la discrepancia. Y al levantamiento, en su
momento, contra el yugo opresor. Anteriormente, fuimos quienes desarrollamos
una cultura milenaria, que luego se extendió casi por el continente. Cada una
de estas etapas nos sirvió para entender que el Perú seguía siendo una realidad
posible. Y la historia se llenó, entonces, de prohombres que alguna vez soñaron
con la libertad y con la justicia para todos. Ahora que celebramos las Fiestas
Patrias, creemos que es casi una obligación colaborar con el análisis y el
debate sobre el Perú de nuestros días para entender con más claridad nuestra
realidad.
Hoy hablamos, a cada instante, del orgullo que significa ser peruano. De que el peruano logra lo que quiere cuando se lo propone, sin importar los obstáculos que se le presenten. Así vemos, que en los distintos medios de comunicación se habla de los triunfos de deportistas, de los triunfos en el cine, del triunfo de nuestra gastronomía a nivel mundial, etc. Pero, ¿Esto es suficiente para sentirnos orgullosos? ¿Es válido sentirse orgulloso por ello?
Si bien es cierto, nuestro país tiene un grandioso pasado histórico, y un legado cultural maravilloso del cuál sentirnos orgullosos. Y que además, posee una tierra rica y fructífera. No basta con eso, no basta con remontarse a un pasado glorioso, no basta con hacer suyo el éxito de pocos como lo mencioné líneas arriba. Es necesario sentirse orgulloso del presente, y para ello, tenemos muchas cosas por hacer cada uno.
Si los peruanos hemos demostrado que a pesar de las adversidades logramos salir adelante con nuestro esfuerzo y sacrificio. Por qué, no dirigir esa energía en cambiar nuestras “malas costumbres”. Se dice que el peruano no respeta las reglas, que no cuida su país, que prefiere lo fácil, que prefiere la informalidad, que no respeta a los demás, que se aprovecha del otro, etc. La pregunta es: ¿Por qué, no hacer algo por cambiar esa imagen? Lo cierto es, que ello no depende de lo que hagan otros, sino de lo que haga cada uno.
Celebremos nuestras fiestas patrias con orgullo, pero con el orgullo de ser parte del cambio. De saber que estamos dispuestos a contribuir a la formación del país que todos anhelamos. Tenemos un pasado maravilloso del cual todos estamos orgullosos. De eso no cabe duda. Pero es momento de sentirse orgulloso del presente.
Si bien es cierto, nuestro país tiene un grandioso pasado histórico, y un legado cultural maravilloso del cuál sentirnos orgullosos. Y que además, posee una tierra rica y fructífera. No basta con eso, no basta con remontarse a un pasado glorioso, no basta con hacer suyo el éxito de pocos como lo mencioné líneas arriba. Es necesario sentirse orgulloso del presente, y para ello, tenemos muchas cosas por hacer cada uno.
Si los peruanos hemos demostrado que a pesar de las adversidades logramos salir adelante con nuestro esfuerzo y sacrificio. Por qué, no dirigir esa energía en cambiar nuestras “malas costumbres”. Se dice que el peruano no respeta las reglas, que no cuida su país, que prefiere lo fácil, que prefiere la informalidad, que no respeta a los demás, que se aprovecha del otro, etc. La pregunta es: ¿Por qué, no hacer algo por cambiar esa imagen? Lo cierto es, que ello no depende de lo que hagan otros, sino de lo que haga cada uno.
Celebremos nuestras fiestas patrias con orgullo, pero con el orgullo de ser parte del cambio. De saber que estamos dispuestos a contribuir a la formación del país que todos anhelamos. Tenemos un pasado maravilloso del cual todos estamos orgullosos. De eso no cabe duda. Pero es momento de sentirse orgulloso del presente.
¡ Felices Fiestas Patrias ! ¡ Feliz 28 de julio !
"SER PATRIOTAS NO ES LLEVAR UNA BANDERA COLGANDO SIN SABER LO Q SIGNIFICA REALMENTE TU HIMNO, NO ES HACER ALGO POR TU PATRIA CUANDO REALMENTE LO HACES POR TI MISMO, SI NO, TRABAJAR ARDUAMENTE PARE VER COMO EL PAIS QUE TE VIO CRECER TE VEA QUE SEAS UN HOMBRE DE BIEN, ALGUIEN DE QUIEN TU PATRIA SE SIENTA ORGULLOSA DE TENERTE, CON HONOR, LEALTAD, VALOR Y MORAL, Y NO QUE TÚ SIENTAS ORGULLO DE TU PATRIA.
SER PATRIOTA ES LLORAR CUANDO SU PUEBLO SE PELEA, ASI SEA ENTRE ELLOS O VECINOS, SER PATRIOTA ES TENER CORAZON, Y SENTIRLO AHI DENTRO.
SER PATRIOTA ES LLORAR CUANDO SU PUEBLO SE PELEA, ASI SEA ENTRE ELLOS O VECINOS, SER PATRIOTA ES TENER CORAZON, Y SENTIRLO AHI DENTRO.
LAMENTOS DE UN EXTRANJERO
Salvadoreño Manuel E. Valladares
Cuando yo deje este mundo,
como todo ser humano,
me iré con dolor profundo
por no haber sido peruano.
Pero me iré sin rencor
ni despecho alguno,
porque yo tuve el honor
de conocer a más de uno.
Pido que en mi funeral,
me prendan más de una vela,
me canten “El Condor Pasa”
y la “Flor de la Canela”.
Cuando me estén enterrando,
quiero que sea algo bello,
que lloren “Los Morochucos”
y me canten “El Plebeyo”.
Le pediré a mi familia,
que a pesar de mis costumbres,
me saquen de New York
y que me entierren en Tumbes.
Les pediré un gran favor,
si les gusta lo que he dicho,
que me hagan el novenario
en el monte Machu Picchu.
Que me entierren una noche
mientras la Luna ilumina,
y que mi ataúd vaya cargado,
por mi amigo Mauro Mina.
Cuando Maurito se canse,
que me carguen unas llamas
y que atrás vayan cantando
muy tristemente “Los Chamas”.
Cuando yo deje este mundo,
como todo ser humano,
me iré con dolor profundo
por no haber sido peruano.
Pero me iré sin rencor
ni despecho alguno,
porque yo tuve el honor
de conocer a más de uno.
Pido que en mi funeral,
me prendan más de una vela,
me canten “El Condor Pasa”
y la “Flor de la Canela”.
Cuando me estén enterrando,
quiero que sea algo bello,
que lloren “Los Morochucos”
y me canten “El Plebeyo”.
Le pediré a mi familia,
que a pesar de mis costumbres,
me saquen de New York
y que me entierren en Tumbes.
Les pediré un gran favor,
si les gusta lo que he dicho,
que me hagan el novenario
en el monte Machu Picchu.
Que me entierren una noche
mientras la Luna ilumina,
y que mi ataúd vaya cargado,
por mi amigo Mauro Mina.
Cuando Maurito se canse,
que me carguen unas llamas
y que atrás vayan cantando
muy tristemente “Los Chamas”.
Que muestre muchos dolores,
que vayan todos los días,
a poner un ramo de flores
acompañados por Cubillas.
Que escriban sobre mi cripta,
que mi hermoso sueño
además de ser peruano,
era haber sido Limeño.
que vayan todos los días,
a poner un ramo de flores
acompañados por Cubillas.
Que escriban sobre mi cripta,
que mi hermoso sueño
además de ser peruano,
era haber sido Limeño.
Cuando descanse en la fosa
y mi alma agarre vuelo,
yo quiero que en vez de un angel,
un Cóndor me suba al cielo.
Pero si voy para abajo,
escuchen bien lo que hablo,
muy tranquilo y sin relajo,
así yo le diré al diablo:
Prepara tu voz cornudo,
prepárala porque tú,
cantarás fuerte y agudo
conmigo, ¡Viva el Perú!
Y si no lo cantas bien,
te disculpas, te me hincas,
respetarás Oh malvado,
al Imperio de los Incas.
Ahora vas a beber,
Pisco y Chicha en una barra
y vas a cantar conmigo,
“Cuando llora mi guitarra”.
No importa donde vaya,
sea arriba o sea abajo,
gritaré todos los días...
Que viva el Perú Carajo!
Las Huanchurinitas